Empiezo esta última carta de abril pensando en el lugar al que quiero darle esta última postal. No lo encontraba.
Y no lo encontraba porque de Lisboa me quedaría con su luz y con recorrer en moto su costa, de Roma con esa sensación única que te hace creer en la eternidad, a Milán le daría un ‘gracias’ infinito por ser el escenario de todo. De Londres cogería su forma de arrasarme y devolverme más capaz, de Atenas con la conexión de unas raíces que perduran inmutables, de Amsterdam con el surrealismo como forma de entenderlo todo. De las Baleares con aquel baño en Cala Xarraca y la caída del sol en Sa Calobra, de París con un necesario reencuentro, de Porto con el ‘todo empieza aquí’, de Viena con muchas primeras veces. De Granada abrazo su atardecer desde aquel rincón secreto y la noche de los mil litros de vino, de Budapest con divertirme con poquísimo, de Berlín con su historia y con aquella puerta de Babilonia. De Nueva York con su energía y con ese sentir que he crecido y he cumplido sueños, de Cádiz con volver, de Marruecos con la noche en el Sáhara durmiendo debajo de las estrellas, de Praga con la palabra ‘decisión’, de Sevilla con descubrir, cuando la pisé, por qué bailaban. Y por hacerme creer en la magia. De La Habana por darme música en un enero a 30 grados. Por darme, en fin, motivos para seguir pensando que la vida siempre puede sorprenderte un poquito más.
Cada uno de ellos, aun faltando bastantes, fueron una sensación, una forma de respirar, de sonreír, de mirar, única e irrepetible. Quizás fue la candidez del descubrimiento, o la efímera novedad. En cada uno de ellos compartí mi tiempo con el tiempo de otros, apreté el botón de pausa. No hubo relojes, no hubo ’tengo que’. Solo existió el aquí y el ahora.
Así que no, no encontraba ningún lugar con el que acabar este homenaje a viajar porque sería demasiado atrevido acotar algo infinito. Estamos en continuo viaje. El camino empezó hace tiempo, tiene curvas, algunos sobresaltos y también paradas estratégicas, pero nunca dejamos de recorrerlo.
Vivir es la única manera. El viaje es ahora.
¿Por qué? Porque sí.
Los viajes me han despertado melancolía y al más puro estilo adolescente me he marcado un vídeo que solo tendréis los que me leéis por aquí.
Nótese su sencillez y algunos errores que también forman parte del camino. Me tenéis que querer igual.
Aquí el enlace para aquel que tenga curiosidad y quiera, por tres minutos, sentir todo eso que se escribe acerca de volar. A los viajes y a los locos: https://we.tl/t-3Y0kh7u0RD
La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas.
On the road (Jack Kerouac)
Feliz, muy feliz despedida de abril✨
Ahora
Creo que en realidad le dabas al play y no al pause 🤍 gracias por tantas letras y tanta maravilla