• Apple requerirá desde iOS 14.5 que las aplicaciones que quieran rastrear los movimientos de un usuario dentro de las apps o de sitios web de otras compañías obtengan el permiso explícito del usuario para poder hacerlo
  • Facebook se ha quejado de que perder estos datos de seguimiento no sólo le perjudicaría a la red social, sino, sobre todo, a las pequeñas empresas que se anuncian, ya que limita la capacidad para segmentar a su audiencia

Los grandes cambios en tecnología, o los cambios importantes, como prefieras, se producen así, sin grandes titulares, pasan desapercibidos para el gran público, siempre tienen varios progenitores y suelen ser, en su mayoría, reacciones en cadena no exentas de polémica para el sector. Un buen día, boom, todo ha cambiado y el gran público continuamos con nuestras vidas sin darnos cuenta de qué ha ocurrido realmente y sin darnos cuenta de que hacemos las cosas de forma diferente. Es lo que acaba de ocurrir con la nueva actualización de iOS 14 (iOS14.5) que introduce la prestación App Tracking Transparency. Y como todos los grandes cambios tiene tanta letra pequeña que como nos pongamos a desgranarla vamos a perder el interés en el artículo tú y yo. Quédate con que la introducción de la nueva herramienta de privacidad que ofrece Apple a los usuarios en la actualización de iOS 14.5, y que obliga a las apps a preguntarnos si queremos compartir con ellas nuestros datos personales para que puedan rastrearnos, nos va a beneficiar a los usuarios, y también con que se va a convertir en el estándar para todos los sistemas operativos a medio y largo plazo. En breve, todas las apps en todos los sistemas operativos nos preguntarán de una forma igual de clara si les dejamos rastrearnos. Este gran cambio se traducirá en una ventanita como la que ha diseñado Apple en todos los sistemas operativos que nos hará una sencilla pregunta: ¿Les dejamos que nos rastreen o no? Y no es cualquier pregunta.

Entrar en el debate de por qué lo hace ahora Apple, o de si Apple antes hacía exactamente lo mismo, es estéril. Porque la novedad en la política de privacidad de Apple se puede leer de dos formas: como el cambio en el sector que nos beneficia a todos los usuarios porque provoca una inevitable (y saludable) reacción en cadena o como la obligación que tenía Apple, y que ha asumido, de aclarar las intenciones de su IDFA (Identificador de Apple para Anunciantes), una pieza de código único que Apple asigna al dispositivo de cada usuario y que se transmite a los desarrolladores de aplicaciones que desean realizar un seguimiento de los movimientos de los usuarios no solo dentro de su propia aplicación, sino también en las de otros desarrolladores y sitios web. Al igual que ocurre con las cookies, esto requería el consentimiento del usuario según la ley de la UE, así que tampoco es que Apple esté a la cabeza de la privacidad. Si acaso, a la cabeza de los que cumplen con las presiones de los legisladores para ofrecer una mayor privacidad a los usuarios.

El modelo de negocio de publicidad de Internet ahora mismo se sustenta en ofrecer contenidos y servicios de forma gratuita a cambio de obtener información sobre los usuarios y sus hábitos de navegación con los que poder segmentarlos para ofrecerles productos y servicios adaptados a esos hábitos e intereses. El problema de este modelo es que los usuarios no controlan ese flujo de información o, sencillamente, no lo comprenden o, mejor aún, no lo quieren. O sencillamente quieren elegir cuando quieren da su consentimiento y cuando no, como ocurre con la ubicación de sus dispositivos. A partir de ahora el modelo tendrá que cambiar. Hacia dónde, está por ver, pero eso no quiere decir que la publicidad tenga que desaparecer.

¿A qué viene eso de la Guerra Fría? Apple requiere ahora que los desarrolladores de iOS, incluido Facebook, obtengan permiso de los usuarios si desean rastrear sus movimientos en sitios web y en aplicaciones de terceros, así que si Facebook quiere obtener información sobre los usuarios con dispositivos que funcionan sobre iOS 14 y estos no le dan permiso para rastrearles, tendrá que buscar otra forma de plantear su modelo de negocio por publicidad. Y esto a Facebook no le hace gracia. Lo de la Guerra Fría viene a cuento de que es un pulso imaginario entre Facebook y Apple que se viene manteniendo desde 2020. Como diría Phil Dunphy en Modern Family, el daño es actual, pero el 'agravio' es viejo. Esta nueva prestación de privacidad ya la anunció Apple cuando presentó su política de privacidad en junio de 2020 y cuando anunció hace unos meses los cambios que introducía iOS14. Facebook se quejó en su día y ahora el anuncio se convierte en realidad (de hecho, el cambio entró con la beta de la actualización hace ya unas semanas). Eso es lo que ha pasado. La Guerra Fría, en realidad, ha durado medio año y no ha pasado del cruce de declaraciones en medios y de estrategias de comunicación más o menos veladas.

Tampoco es que Apple haya cambiado su política de privacidad de la noche a la mañana. En iOS 13, por ejemplo, la compañía ya comenzó a exigir que las apps de iOS dieran a los usuarios la opción de permitir o no un seguimiento de ubicación siempre que usaran una aplicación (es la ventana que nos pregunta si concedemos este privilegio solo durante la sesión actual o nunca). Eso, por un lado. Por otro, Apple ya ofrecía a los usuarios de iPhone una opción en Configuración>Privacidad>Seguimiento para evitar que sus teléfonos proporcionaran el IDFA a cualquier aplicación que deseara recopilarlo. La diferencia es que ahora nos saltará un mensaje similar al del seguimiento de ubicación de tal forma que el usuario sea consciente. Y no es cualquier diferencia. A ver cuántos usuarios conocían esa opción. Así es como comienzan los grandes cambios.