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Cómo facturar 53 millones de euros desde Jaraíz de la Vera vendiendo fundas para móviles

Ismael Villalobos, fundador de La Casa de las Carcasas, acumula ya 220 tiendas de accesorios telefónicos y este año piensa acelerar su expansión internacional

Local de La Casa de las Carcasas
Local de La Casa de las Carcasas, en un centro comercial de Madrid.

Jaraíz de la Vera es un pequeño municipio cacereño, con unos 6.500 habitantes, que tiene en su polígono industrial una empresa que ha crecido exponencialmente en los últimos años y que ha sorteado con nota la crisis económica del coronavirus. Se trata de La Casa de las Carcasas, una compañía que tiene su motor en la venta de accesorios de telefonía, desde carcasas o auriculares hasta complementos de moda para móviles o tabletas.

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Ismael Villalobos, un joven veinteañero, la fundó en 2013, tras abandonar sus estudios de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid; una época en la que la crisis económica mundial azotaba fuerte al empleo. “El panorama era desolador. Era difícil encontrar trabajo y decidí lanzarme a la aventura de montar mi propia empresa”, cuenta Villalobos. Con 4.000 euros de inversión inicial, puso en marcha la web de comercio electrónico con el nombre de La Casa de las Carcasas, en la que vendía accesorios para móviles. Un comienzo en el que se alió con Amazon, que en aquel año todavía no se había convertido en el gigante actual. “Fue un aprendizaje tanto para comprender cómo gestionar mi portal como para conocer cómo vender en estas plataformas”, asegura. A partir de entonces, su crecimiento ha sido meteórico.

En 2014 abre su primera tienda física en el centro comercial Xanadú, en la localidad madrileña de Arroyomolinos. “Decidí hacerlo cuando me di cuenta de que el cliente necesitaba probar el producto o cambiarlo de forma presencial”, apunta. Desde entonces, la apertura de tiendas ha sido una constante en su cuaderno de viaje. En la actualidad cuenta con 220, 190 en España, que se reparten por casi todas las ciudades españolas, “salvo Burgos o Huesca, donde estaremos pronto”. Todas de titularidad propia, porque el sistema de franquicia no entra en sus planes. “Nos lo han propuesto, pero, de momento, queremos que nuestro equipo maneje la gestión y la imagen. Confiamos en un crecimiento desde dentro, para no perder el valor de la marca”, señala el empresario cacereño.

Un crecimiento que durante 2017 discurrió en paralelo al de la marca de telefonía Xiaomi, con la que firmó un acuerdo de colaboración para apoyar en España el plan de expansión de la empresa, su implantación en puntos estratégicos, así como apoyo logístico. “Un acuerdo que acabó en 2019”, subraya.

Mientras tanto, en 2018, la central de la empresa sufría un aparatoso incendio al quemarse una carretilla eléctrica que causó importantes daños en las instalaciones y el inventario. “Pudo acabar con nosotros, pero afortunadamente nos pilló con los deberes económicos hechos”, explica. Una situación de la que se recuperaron pronto gracias a la colaboración de proveedores y a la gente de Jaraíz. “En una semana teníamos producto para reponer en tienda, pero alcanzar la normalidad nos costó cinco meses”, señala.

Un año después del incidente, puso la primera piedra para la internacionalización de la empresa. En agosto de 2019 inauguraba tienda en Oporto. En Portugal, actualmente, tiene 18 establecimientos. En septiembre de 2020, en plena pandemia, aterrizaba en Italia, su segundo destino, donde ahora contabiliza 12 tiendas.

Ismael Villalobos, fundador de La Casa de las Carcasas.
Ismael Villalobos, fundador de La Casa de las Carcasas.

La Casa de las Carcasas presume de tener un crecimiento sostenido, solo con financiación propia, sin ayudas de inversores externos. Un desarrollo que muestran sus cifras. Con 1.300 empleados, entre España, Italia y Portugal, de los que 90 están en servicios centrales, en 2019 la facturación supuso 45 millones de euros, con un beneficio de 7 millones, según datos del Registro Mercantil. En 2020, la cifra de ventas alcanzó los 53 millones en un avance dado por la compañía. “Las nuevas aperturas nos han permitido crecer un 18%, pese al cierre de las tiendas durante unos meses”, argumenta Villalobos. Además, recientemente ha puesto en marcha un taller de producción, en el que ha invertido 800.000 euros. En las cuentas de 2019 la empresa reconocía que Hacienda había levantado actas de revisión de sus últimos tres ejercicios fiscales, sin que se hubiese cerrado la inspección.

La facturación de la compañía tiene su punto fuerte en la tienda física. De hecho, solo un 4% del total llega desde la venta por internet. Un guarismo poco relevante, por un lado, ante la explosión de la venta digital actual y, por otro, a su presencia en grandes plataformas de comercio electrónico como Carrefour, El Corte inglés o Amazon. Gigantes a los que decidió no plantar cara. “Preferí unirme a ellos. Quiero que los clientes me encuentren en todas partes”.

Plan de crecimiento

Para 2021, Villalobos mantiene un ambicioso plan de crecimiento, pero prefiere no concretar la repercusión que puede tener en las ventas. Su proyecto se basa en la apertura de 50-60 tiendas más entre España, Italia y Portugal. Además, al final del cuarto trimestre de 2021 espera tener un equipo en Francia para abrir mercado allí en 2022. Su expansión contempla llegar a Austria y a Alemania en 2023. Un desembarco con el que pretende sumar un total de 500 tiendas.

Son planes casi insaciables que junto a cifras de ventas y beneficios parecen abultados para un producto que, en principio, se vende a precios económicos. “Y lo es. Desde 6,95 euros se puede comprar una carcasa, por ejemplo. Pero el 99% de las personas que pasan por la puerta de las tiendas son clientes potenciales. Desde que empezamos hasta ahora, el uso del móvil se ha extendido a más del 90% de la población y, además, el número de dispositivos se ha multiplicado”, argumenta.

Unos datos que corrobora la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, que concreta que, en enero de 2021, en España había casi 56 millones de líneas móviles. La cifra tiene mucho que ver con el negocio que genera este dispositivo alrededor de los accesorios, cuya demanda gira en torno a la necesidad, pero también al capricho. “Nacimos como una empresa para proteger el móvil, pero hoy también vendemos productos de moda: desde protectores de pantallas, carcasas, fundas para tabletas hasta cajas para guardar auriculares o mascarillas. El mercado es infinito”.

Sus productos llegan desde Italia o desde países asiáticos y bajo la licencia de marcas internacionales como Disney o Harry Potter. Pero, además, desde la puesta en marcha del taller de Jaraíz, también importan materia prima y la transforman y estampan. Una fabricación para la que cuentan con un equipo de diseño propio además de mantener colaboraciones con distintas marcas, ilustradores e influencers.

El fuerte crecimiento desde su fundación, así como los ambiciosos planes de crecimiento suelen ser un reclamo para recibir una llamada de posibles compradores. “Siempre surgen oportunidades y propuestas, pero, de momento, vender la empresa no entra en mis planes”, concluye Villalobos.

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